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25 años de La Lista de Schindler: esta lista es vida!

Schindler's List , una historia de redención. Desgarradora, estremecedora, retumba en el alma, así es La Lista de Schindler. El Shoah siempre será un episodio histórico que servirá de fuente en la que beba el séptimo arte. El asesinato de la manera más infame de más de 6 millones de personas por parte de uno de los pueblos más educados de Europa, la exterminación sistemática y sin justificación de una parte enorme del pueblo judío es algo que hoy, a casi 80 años de que se iniciara esa tragedia, nos sigue impresionando. Pero siempre habrá un justo en Sodoma y entre toda esa orgía de muerte y destrucción, quedó gente que se ganó con su grandeza, el apelativo de seres humanos. Personas que con su bondad y su decisión de contrariar la locura mainstream de esa época, hoy merecen ser recordados. Uno de esos personajes fue Oskar Schindler . Bon vivant y afecto más al dinero que al humanitarismo, Schindler vio en la guerra de Hitler el escenario perfecto para forrarse a costa de...

Aquaman y el éxito inesperado.

Aquaman, la nueva apuesta del Universo DC, la rompe de una manera inesperada.


Amber Heard es la co protagonista como la princesa Mera.

Mucho se ha dicho sobre la efectividad y calidad de los largometrajes del Universo DC en comparación con los increíbles niveles y las estratosféricas taquillas que el Universo Marvel ha logrado en estos últimos 10 años. DC tiene personajes que son garantía de éxito y que son reconocidos a nivel planetario. ¿Quién podría decir que Superman, Wonder Woman, Flash o Batman, todo ese tinglado de héroes, no harían mover al público mundial hasta atiborrar las salas de cine de todo el mundo? Pero los hechos son tozudos y desde que se abrió el Universo DC los resultados en cuanto al acompañamiento del público han ido desde un éxito moderado más no espectacular –Man of Steel (2013), Wonder Woman (2017)-, largometrajes que han pagado lo comido por lo servido -Batman v Superman: Dawn of Justice y Suicide Squad, ambas de 2016- o fracasos resonantes –Justice League (2017)-. Si bien no se puede decir que hayan perdido dinero, estos filmes no tuvieron el rendimiento aceptado y a excepción de Wonder Woman, fueron destrozados por la crítica.

Jason Momoa tiene una carrera prometedora, que inició en la televisión.

Pero como el dicho dice, no hay mal que dure cien años y esta temporada la seguidilla de decepciones ha tocado, al menos de manera transitoria, ya dirá el tiempo, a su fin. Aquaman, el más improbable de los superhéroes, ese que se comunica con los peces y usa a delfines como una moto acuática, logró llegar de manera increíble a la mítica cifra de los mil millones de dólares por concepto de entradas. Este gran logro en la desafortunada franquicia se debe a un solo factor: Jason Momoa. El actor hawaiano, con una presencia en pantalla que destella con sus 193 centímetros de altura es la encarnación misma de Aquaman, el rey de los mares. Para los que crecimos viendo a los Súper Amigos los sábados por la mañana, el tritón que se comunicaba con los pescados era solo una figura poco más que de utilería, el personaje que llenaba el cartel y que no era muy útil que digamos cuando se trataba de combatir a los villanos de la legión del mal.

Aquaman siempre ha sido visto como un superhéroe menor en el portafolio de DC.

En esta historia de origen, que narra el surgimiento de Arthur Curry desde su nacimiento fruto del amor entre el cuidador de un faro y una princesa atlante; Momoa se luce y por momentos su semejanza con el Thor de Marvel es innegable. Dibujado como rubio y de ojos azules, el típico norteamericano, el Aquaman de los comics no tiene mucho que ver con la live action movie. Momoa es gigantesco, de apariencia más cercana a un maorí que al anglosajón de los dibujos animados, con barba, lleno de tatuajes, con actitud chulesca y desinhibido, el señor de los océanos conquista con su carisma, pero por sobre todo por su conciencia ecológica. El mar, el lugar en donde inició la vida y el elemento más abundante de la tierra, se ha convertido en el basurero del planeta y el núcleo del argumento en esencia es la venganza de los habitantes de las profundidades por el maltrato que se le ha dado al líquido vital. 

¿Será este el despegue definitivo del Universo DC? Todo parece indicar que Aquaman es solo flor de un día.

James Wan logró por fin hacer conectar al público con los superhéroes de DC.

Al gigante hawaiano le acompañan actores reconocidos y que ponen la cuota de experiencia. Willem Dafoe es el canciller del rey de los atlantes y mentor en el cultivo del cuerpo y de la mente, del mitad humano mitad atlante. Dafoe, intérprete que no necesita presentación, está teniendo un resurgimiento de su carrera, gracias a que su presencia en pantalla puede fungir tanto en el lado de los villanos como en el de los héroes. Otro veterani en pantalla es Dolph Lundgren. Ivan Drago esta vez hace tándem con Patrick Wilson para juntos, hacerle la guerra a la superficie. A este reparto estelar se les une Nicole Kidman, quien a sus 51 primaveras, aún no ha disminuido en ápice su arrolladora belleza y su única y espectacular presencia en pantalla. Y a pesar de que voces discordantes han manifestado lo inconveniente de su edad, su actuación y el decoroso papel que desempeñó han anulado estos señalamientos.

James Wan encontró el equilibrio entre el CGI y los efectos tradicionales para darle a Aquaman el toque correcto de verosimilitud.


Nicole Kidman, si bien ayudada un poco por el CGI, luce radiante en su papel de reina atlante.

Aquaman no tiene la oscuridad de otros superhéroes, tampoco posee la espectacularidad y pirotecnia del Universo Marvel y carece de una dimensión dramática que la enmarque como una película profunda. Es solo un divertimento que contra todas las adversidades se convirtió en el más exitoso de los de DC. Lo desdeñable, porque nada en la vida es perfecta, es el aspecto correspondiente a los villanos, indefinidos y cambiantes. Black Mantha no logra a poner en bretes al mestizo atlante y Patrick Wilson, con su cara de niño bueno, no alcanza a convencer al público con su papel como el gritón y un poco histérico Amo del Oceáno. La fuerza entonces la pone el hawaiano y en eso convence no cabe duda, pero lo que queda en el aire es si el gigantón barbado del tridente podrá repetir la hazaña en la segura continuación. El público tiene la última palabra.

Lo mejor: Jason Momoa y el que no hayan hecho las benditas burbujas dentro del agua para poder hablar.
Lo peor: unos villanos poco creíbles.

*** 3 estrellas y media.

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