Un Viaje en el Tiempo, tenue intento New Age de Disney

Un Viaje en el Tiempo (A wrinkle in time, 2018) tiene todo para convertirse en un largometraje inolvidable, pero no logra convencer

Basada en una obra de 1962, Un Viaje en el Tiempo es una gran apuesta de Disney para esta temporada

Un viaje en el tiempo (A Wrinkle in Time, 2018) es una producción live action del gigante de entretenimiento Disney Studios. Dirigido por la talentosa directora afroamericana Ava DuVernay, que demostró su valía con el largometraje Selma (2014) ‒que reflejaba los días de lucha de Martin Luther King, cuando marchó hacia el pueblo de Selma, Alabama‒ y con un reparto de grandes estrellas que incluye a Chris Pine, Oprah Winfrey y Reese Whiterspoon, A Wrinkle in Time es un ejercicio cinematográfico que en aras de mostrar lo grandiosamente diverso que es, no alcanza a desarrollar todo su potencial cinemático. Basado en el libro del mismo nombre, escrito por Madeleine L’Engle y publicado en 1962, Un viaje en el tiempo cuenta la historia de Meg (Storm Reid), quien un día, de manera inesperada, pierde a su padre (Chris Pine), un físico extraordinario y al que le unía un gran vínculo con su hija.

Un Viaje en el tiempo es dirigido por Ava DuVernay, una actriz que brilló en Selma

Deprimida y sufriendo matoneo en su escuela por la pérdida de su padre, Meg conoce, gracias a su hermano, a tres entidades que le ayudarán a recuperar a su padre, que aún vive, pero está prisionero en otro lugar del universo y en otra dimensión. Varias cosas molestan del largometraje. En principio, que un presupuesto tan gigantesco de US $100 millones no alcancen para desarrollar una historia que logre, como mínimo, mantener enganchado al espectador. Por otro lado, mucho CGI que, por supuesto, es impecable en cuanto a técnica, pero que no enlaza con unos personajes medianamente bien construidos, consistentes y que tengan una interacción entre ellos medianamente creíbles. Se nota el esfuerzo de la directora y actores, pero al final uno queda con la sensación de que quisieron meter #Blacklivesmatter, #Timesup y #Metoo, todo en un mismo film. Aparte está el hecho del mensaje pre-película de la directora, diciéndole al público lo grandioso que es su trabajo y lo significativo que tiene que ser para ellos también.

Gran reparto, pero poco contenido

Resaltamos y celebramos que Hollywood esté finalmente pagando la deuda ancestral que ha adquirido con dos grupos que tradicionalmente han sido relegados por la meca del cine: las mujeres y los afroamericanos. Esa es la senda que tenemos que recorrer, una de respeto e inclusión; pero el hacerlo no debe concebirse de una manera tan poco fluida y atropellada que el asistente a la sala sienta que le están sermoneando. Molesta hasta casi exasperar todas las frases que parecieran sacadas de unos de los ultravendidos libros de superación personal, empezando por la que promociona el film: «lo único que viaja más rápido que la luz es la oscuridad». Disney no las tiene todas consigo y, desafortunadamente para los ejecutivos del estudio, este largometraje no fue el producto post-Weisntein y anti-Trump que todos estaban esperando.