Schindler's List , una historia de redención. Desgarradora, estremecedora, retumba en el alma, así es La Lista de Schindler. El Shoah siempre será un episodio histórico que servirá de fuente en la que beba el séptimo arte. El asesinato de la manera más infame de más de 6 millones de personas por parte de uno de los pueblos más educados de Europa, la exterminación sistemática y sin justificación de una parte enorme del pueblo judío es algo que hoy, a casi 80 años de que se iniciara esa tragedia, nos sigue impresionando. Pero siempre habrá un justo en Sodoma y entre toda esa orgía de muerte y destrucción, quedó gente que se ganó con su grandeza, el apelativo de seres humanos. Personas que con su bondad y su decisión de contrariar la locura mainstream de esa época, hoy merecen ser recordados. Uno de esos personajes fue Oskar Schindler . Bon vivant y afecto más al dinero que al humanitarismo, Schindler vio en la guerra de Hitler el escenario perfecto para forrarse a costa de...
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The Purge fue en su momento, un éxito de taquilla, debido a su violencia descarnada y argumento novedoso |
James
Sandin es un triunfante ejecutivo que ha alcanzado el primer lugar de ventas en
su compañía.
Lo que no sabe es que en unos Estados Unidos en donde el crimen se
despenaliza 12 horas al año, su éxito puede ser su peor enemigo. The Purge (o como llegó a las carteleras
colombianas, La noche de la expiación)
es un thriller que muestra los
alcances del ser humano para defender la vida de los suyos. En el filme, una ficción distópica, el crimen y el desempleo han llegado a niveles prácticamente
anecdóticos; gracias a que los llamados “nuevos padres fundadores” han
instaurado un momento de purificación nacional, de purgación de toda esa
malevolencia, de todo ese instinto primario que la parte reptiliana de nuestro
cerebro aún conserva y que nos lleva a cometer actos que sólo el género humano
comete: el acabar con su propia especie sin una razón concreta.
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Los Sandin nunca pensaron que la violencia de la purga les alcanzaría |
Por ende, una noche del año, por 12 horas continuas, todo crimen puede ser cometido sin ninguna consecuencia punible. Nadie está exento, excepto funcionarios de
cierto nivel y ningún servicio médico, policial o de bomberos funciona en lo
absoluto. Siendo una política del Estado que puede ser acogida de manera
voluntaria, aquellos que tienen los recursos para ello y que no sienten la
necesidad, la pulsión de hacerle daño a sus semejantes, optan por agenciarse
costosas y, en teoría, inexpugnables mejoras a sus hogares para aislarse de la
purga. Y en una sociedad en donde la prosperidad es casi que universal, en la
que todo el que tiene recursos se margina de la locura y la anarquía
transitoria de la purga, el odio y la necesidad de expiar toda esa violencia
intrínseca que el hombre contiene, va a recaer sobre los que no tienen nada.
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Ethan Hawke es el protagonista principal de The Purge |
Los
que, a decir de un personaje del filme, existen únicamente para calmar la
necesidad de matar que tienen los privilegiados de la colectividad. En su
tercera colaboración con el realizador James DeMonaco, dos de ellas bajo su
dirección, Ethan Hawke –al que ya se le ven los años y quien está muy lejos ya
de aquel muchachito apuesto y trágicamente rebelde de La sociedad de los poetas muertos (1989)– hace un papel con muchas
similitudes del que le vimos a hacer en Asalto al precinto 13 (2005) del mismo DeMonaco. Personas aisladas en un lugar,
sin posible ayuda del exterior, son atacados violentamente por perpetradores
que desean ajusticiar a alguien que se encuentra en el interior, pero que los
que le han dado santuario se niegan a entregar. Uno de los puntos exitosos de
la película lo constituyen aquella pandilla de jóvenes “bien” que pretende
irrumpir en el domicilio de los Sandin.
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Jóvenes de clase alta, que salen a purgar para matar el aburrimiento |
Sus
ademanes, lenguaje e incluso sus máscaras, recuerdan a los drugos que Stanley
Kubrick retrató tan magistralmente en La Naranja Mecánica (1971). Gran aporte en tanto que lo que se muestra en The Purge es cómo bajo la anuencia del
Estado, al menos una noche al año, todos pueden ser Alex DeLarge. Sus ropas –el
líder de éstos viste una casaca de lo que puede adivinarse como un costoso
colegio privado–, gestos y la forma de hablar los determinan como esa parte
privilegiada, pero minúscula, de la sociedad, a quienes el hastío de la
abundancia y la riqueza les lleva a buscar nuevas sensaciones en la noche de la
purga. Lo que no está muy lejano de la realidad, ya que en la actualidad no es
raro escuchar de crímenes que los favorecidos cometen bajo la única premisa de
encontrarse aburridos.
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La pandilla de jóvenes ¨bien¨ en The Purge, son aterradores en su normalización de la violencia |
Y,
lo que es peor, el poder que su dinero les otorga a menudo les da la posibilidad
de salir indemnes, o con un mínimo castigo por sus escarceos al margen de la
ley. The Purge tiene cierta semejanza
con un libro de Stephen King llamado El
fugitivo, de 1982. En éste, la economía está en ruinas y la criminalidad
desbordada; por lo que el Estado canaliza las frustraciones de su población por
medio de un concurso en el que a los participantes les es permitido ir a
cualquier parte del mundo, mientras son perseguidos por “Cazadores”, empleados
para matarlos. En The Purge asistimos
a ese fenómeno de la postmodernidad que nos muestra a la pobreza como un
defecto, como una pústula sangrante y purulenta de las opulentas sociedades y
que debe ser erradicada. Y qué mejor forma de hacerlo que a través de un
momento extraordinariamente violento y catártico; transmitido en alta
definición para el disfrute de las élites que tras la segura comodidad de
gruesos muros, cristal blindado y acero de varios centímetros de espesor, puede
disfrutar con tranquilidad de su dosis de ultra-violencia.
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The Purge ha contado hasta ahora con dos secuelas y se proyecta una serie de televisión |






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