Schindler's List , una historia de redención. Desgarradora, estremecedora, retumba en el alma, así es La Lista de Schindler. El Shoah siempre será un episodio histórico que servirá de fuente en la que beba el séptimo arte. El asesinato de la manera más infame de más de 6 millones de personas por parte de uno de los pueblos más educados de Europa, la exterminación sistemática y sin justificación de una parte enorme del pueblo judío es algo que hoy, a casi 80 años de que se iniciara esa tragedia, nos sigue impresionando. Pero siempre habrá un justo en Sodoma y entre toda esa orgía de muerte y destrucción, quedó gente que se ganó con su grandeza, el apelativo de seres humanos. Personas que con su bondad y su decisión de contrariar la locura mainstream de esa época, hoy merecen ser recordados. Uno de esos personajes fue Oskar Schindler . Bon vivant y afecto más al dinero que al humanitarismo, Schindler vio en la guerra de Hitler el escenario perfecto para forrarse a costa de...
Los Extraños: Cacería Nocturna (The Strangers: Prey At Night, 2018) es un slasher -uno más!- que intenta recuperar la vieja tradición del subgénero
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Secuela del largometraje de 2008, Cacería Nocturna no logra llenar los zapatos de su predecesora |
Los Extraños: Cacería Nocturna ha tenido, no obstante su discreto aporte artístico, una buena taquilla a escala global
Supuestamente basado en hechos reales, Bryan Bertino, escritor y director del primer film y que en esta segunda parte sólo acredita escritura, no ha podido explicar sobre qué episodio se apoyó y ha hablado sobre la tragedia ocurrida en la mansión Tate-Polanski y una oscura situación vivida en su infancia como inspiración. Queda entonces la sensación de que el remoquete Basada en hechos reales no es más que una estrategia vilmente mercantilista. En esta oportunidad la trama no se aparta en lo más mínimo de lo que se planteó en el largometraje de 2008, sólo cambian los torturados. Una familia de cuatro, esposos jóvenes y dos adolescentes (cuyos actores a la distancia se ve que están por la veintena), deben recalar en una urbanización de casas móviles, camino a llevar a su díscola hija a un internado; como siempre, tiene que haber una tragedia familiar de por medio para explicar la situación límite.
El plácido viaje es interrumpido entonces por la irrupción de los malvados que atacan con sevicia y, al ser un film slasher, con cuchillos de descomunal tamaño y con los aparejos usuales de un largometraje de este tipo: persecuciones sin sentido en las que el perseguidor que camina alcanza fácilmente al perseguido que corre, imposibilidad de comunicarse con el exterior, armas filosas que cortan como el filo de katanas, los malos que parecen tener más vidas que un gato; todo eso que es parte integral del subgénero, pero que en Los Extraños: Cacería Nocturna se estira hasta el punto de sentirse el habitual de la sala de cine que le están insultando. Sin duda que eso es disfrutable para el fanático fiel, para el que quiere un divertimento rápido y olvidable, el deseoso de un quickie cinematográfico. Pero los que hemos disfrutado de las películas de cuchilladas, gritos y sangre en cantidades industriales pensamos que esas películas tienen su puntito.
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Una familia atacada sin razón aparente, en medio de un paraje solitario |
Pero esta edición de Los Extraños no está a la altura del tipo de películas que dice representar. La aparición de la premisa es muy tardía en un largometraje de tan poco metraje y los asesinos cuentan con una enorme estamina y una suerte envidiable para una profesión de tan corta vida, como es la del asesino serial. Tiene un par de escenas memorables, como aquella en que Total Eclipse of the Heart de Bonnie Tyler suena de fondo en una piscina, plétora de neón y elementos kitsch. Pero eso no alcanza a disimular la cantidad de hoyos argumentales, momentos innecesarios o estúpidamente imposibles de pasarse por el cedazo del sentido común. No hay intentos de ser terroríficos, ni siquiera de inquietar al pobre espectador que como mínimo espera ser medianamente asustado. Se llega esperando ver algo al menos parecido al largometraje original, pero aparte de las máscaras, poco se ofrece que tenga que ver con el memorable producto de 2008.
Se le abona su intento, fútil de todos modos, por parecerse a esos largometrajes slashers de los años 80, la edad de oro de este subgénero. Desde la música, eminentemente ochentera, todo un recorrido por los clásicos ultra conocidos en el mundo, incluyendo la música incidental que sabe a puro film de Carpenter, hasta los decorados que se asemejan a los de esas producciones que tanto disfrutamos en nuestra infancia y adolescencia los sábados en la noche ‒además está la tipografía del título tan parecida a la de la serie de Netflix, Stranger Things‒. Incluso los asesinos del largometraje se conducen a la manera del inolvidable Jason Vorhees de la saga de Friday the 13th. Definitivamente es un film efectista, pero no es de esos largometrajes que pesan por semanas en los malos sueños de los espectadores, ni de esas películas que con los años se vuelve a ver con gozo y reluctancia a partes iguales.
Lo mejor: La música ochentera, el esfuerzo por parecer un largometraje de esa épóca.
Lo peor: Querer insultar al espectador con un final tan patético.





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